martes, 18 de mayo de 2010

La higiene...

¿Han observado la cantidad de tonterías que se han inventado últimamente con

el rollo de la higiene? Ahora ya no basta con lavarse con agüita y jabón.

Ahora hay que ponerse desodorante, body milk, sales de baño, ¡hurgarse las orejas con bastones! Hasta ponerse una tirita en la nariz para arrancarse los puntos negros... Que digo yo: ¿eso no es racismo? Y es que no hay límites. El otro día voy a comprarme un cepillo de dientes y me dice el vendedor:

- ¿Cómo lo quiere, con cabeza basculante, con las cerdas redondeadas, con el mango flexible?

¡Carajo, yo sólo quiero un cepillo! ¿Y el hilo dental? Otra tonterÍa.

De toda la vida, cuando tenías algo entre los dientes te lo limpiabas con el cédula de identidad.... o con la tapa del bolígrafo Bic, ese sí que no sabe fallar. Y no acaba ahí la cosa, ahora, después de lavarte los dientes ya no vale enjuagarte con agua, ahora te tienes que enjuagar con ese líquido verde, que me han dicho que se llama enjuague bucal, lo cual es una estupidez porque fuera de la pasta cualquier cosa puede ser enjuague bucal.

Porque con tanta pendejada es muy fácil equivocarse.

Piensen en los desodorantes: hay desodorantes para la boca, desodorante para los sobacos, desodorantes para los pies. Anda que si te descuidas y te pones el de los pies en la boca... Te olería la boca a pies. A pies limpios, pero a pies.

Y es que la higiene es como la droga, te metes, te metes y cada vez necesitas más.

Ya no basta con quitar la mugre que se ve, ahora hay que meterse dentro de la piel y atacar a las bacterias. Antes le preguntabas a una señora qué era una bacteria y se creía que "la bacteria" era el apodo de una vecina. Ahora cualquier madre sabe que tiene que limpiar a su niño por dentro hasta dejarle los intestinos tan limpios de bacterias como el inodoro.

Porque resulta que tenemos hasta flora en los intestinos.

Que hasta aquí hemos llegado. ¿Flora, yo? ¡Con lo que yo como!

Yo, si acaso, tendré fauna…y algún tipo de civilización!!

Lo que digo es que ya no basta con estar limpios, hay que estar higiénicamente limpios. ¿Y quién la culpa de esto? ¡Pues las mujeres!

¡La higiene ha sido siempre una cosa femenina! ¿Que no? La prueba es que existe el "baño María". Pero ¿alguien ha oído hablar del "baño José"?

Porque una mujer domina el cuarto de baño, mas de 40 años buscando la igualdad de generos y la liberación para pasar de la cocina al baño, pues muy buenas negociadoras no me parece que son, y es que en el baño está su territorio, su espacio, su reino:

No hay más que ver cómo se hace el turbante ese con la toalla cuando sale de la ducha, que piensas: "Colega , estás delante de la reina de Saba".

Me pregunto dónde aprenderán a hacerse ese gorro tan perfecto.

Yo lo he intentado y parezco kaliman, pero después de unos tequilas y una paliza. Y luego se envuelven el cuerpo en otra toalla.

Que ésa es otra.... ¿Cómo carajo se sujetan las mujeres esa toalla para que no se les baje ni un milímetro?

No nos engañemos, nosotros nos encontramos incómodos en el cuarto de baño.

Porque el hombre, por mucho que se le hable de los limones del Caribe, si se moja, se encoge. Se encoge todo. A ellas, en cambio, hasta parece que les crecen las tetas.

Las mujeres están tan a gusto en el cuarto de baño que cuando terminan de ducharse, en realidad sólo acaban de empezar. ¿Me explico?.

El otro día me estuve fijando y mi mejor amiga tiene un montón de frascos.

Y se los pone todos: la mascarilla del pelo, el acondicionador, la crema reafirmante, la anticelulítica, la hidratante, la leche corporal, el Cola-Cao.....

Todo lo que encuentra. Y cuando crees que ya ha acabado y quieres el baño y le dices:

-Pero, ¿todavía ahí?

Y te suelta:

-Sí, ahora me estoy quitando las pieles muertas.

¡Las pieles muertas! ¡Las mujeres tienen pieles muertas!

¿Pero con quién acabo yo de conversar más de una hora, con el lagarto de V?

Y ésa no es la piel más rara de las mujeres, también tienen piel de naranja.

Por eso las mujeres se lavan a la piedra, como los vaqueros. A la piedra pómez.

Que alguno pensará: ¿Quién será el tal Pómez?. Pues muy fácil,

¡el único hombre que se pasa a todas las mujeres por la piedra! ¿Que no?

Las mujeres se lavan tan a fondo que hasta se compran unas bolsas enormes de algodones de colores en bolitas. ¿Para qué? ¡Pues para hacerse la prueba del algodón!

Y luego hay que depilarse... Esto a mí ya me da miedo.

El otro día fui a su casa y oí:

- Ah, ahhh....

Estuve a punto de irme para no interrumpir, pero sólo se estaba depilando.

Entre unas cosas y otras resulta más barato invitarlas a cenar que comprar todo el arsenal que tienen para el baño, eso sí, cuando salen están perfectas, felices, guapísimas y te dicen:

- ¡bien, ahora tú!

Y aquí empieza el ritual higiénico masculino: de entrada nos miramos en el espejo y hacemos posturitas, escondemos la barriga, nos miramos la herramienta.... ¿Es higiénico? No, pero nos gusta y mientras nos estamos enjabonando…orinamos tratando de apuntar al orificio por donde se va el agua ¿Es higiénico? No, pero nos gusta. Además esto tiene su explicación, los hombres orinamos para marcar territorio, como los perros, y para demostrar que aunque nos duchemos, no nos estamos afeminando, esto es científico y radica en nuestro ADN, cualquier hombre acomplejado lo negaría, pero es la más absoluta verdad.

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