miércoles, 30 de junio de 2010

Fobias y Filias

¿Se han dado cuenta de que cualquier cosa que se basa en un protolenguaje griego suena más complicado de lo que verdaderamente es? Después de una conversación con un amigo coincidimos que en realidad todos tenemos muchos traumas y miedos que pasan desapercibidos, hasta que algún desocupado (o insomne, en mi caso), los pone en un lenguaje técnico, de preferencia griego clásico. El problema es que muchas empresas están dispuestas a crear remedios milagrosos o terapias complicadas para resolver estas cuestiones. Todos tenemos muchos miedos, pero gracias a la necia necesidad humana de catalogar y complicar las cosas, personas inescrupulosas pueden lucrar de la ignorancia de la gente. Yo soy una de esas personas inescrupulosas, por eso presento aquí mi propia lista de fobias y filias, que algunas son tomadas de algunos sitios y otras inventadas. Si quieren que les ayude a curarse dejen su comentario.

Periplofobia.- Miedo a las cuestiones complicadas.

Caligineaplosofilia.- Atracción por las mujeres guapas fáciles..

Agriginefobia.- Miedo a las mujeres salvajes, o que solo quieren ir arriba.

Alodoxafobia.- Miedo a las opiniones.

Araquibutirofobia.- Miedo a la mantequilla de maní (y este sí es de verdad)

Atomosofobia.- Miedo a las explosiones nucleares.

Bogifobia.- Miedo a los duendes…o a los comentaristas deportivos.

Holmofobia.- miedo a los gerentes de áreas esenciales (este lo padecen un par que conozco)

Monofobia.- Miedo a estar solo… o con un mono. Si usted es mono y está solo, está jodido.

Metilfilia.- Atracción por el alcohol.

Nucleomitufobia.- Miedo a las armas nucleares.

Eufobia.- Miedo a las buenas noticias, si las buenas noticias evidencian tu incompetencia se convierte en un trastorno obsesivo-compulsivo.

Lacanofobia.- Miedo a los vegetales… o también a las teorías de Jacques Lacan.

Hipnoaliumfobia.- Miedo a que te hipnoticen y te hagan comer un ajo pensando que es un caramelo… o también, miedo a soñar con ajos.

Filosofobia.- Miedo a la filosofía… o también a enrollarse con una mujer que se llame Sofía, el miedo se vuelve crónica si ella es hermanita, satánica, o de cualquier secta. (Conozco algunas)

Anacronofobia.- Miedo al desplazamiento temporal...o cuando dicen que has estado en un lugar y pruebas que no ha sido asi, pero igual no te creen.

Teotocofobia.- Miedo a ser embarazada por un dios.

Calivicafobia.- Miedo a las brujas guapas… (Conozco algunas).

Politicosoquerafobia.- Miedo a los familiares políticos… o familiares metidos en la política...o a la mierda que tenemos por politica.

Comisofobia.- Miedo a los idiotas en grupos, equipos o comisiones.

Fanatifobia.- Miedo a los idiotas en hordas.

Rabdofobia.- Miedo a ser castigado con una vara o también a la magia. Miedo a Harry Potter.

Pteronofobia.- Miedo a que te hagan cosquillas con plumas.

Parascaveheremifobia.- Miedo a la sobriedad, sobretodo en viernes, se vuelve crónico si es fin de mes.

Mensapertofobia.- Miedo a la gente con mente abierta...si además se tiene criterio estructurado se convierte en miedo crónico.

Hipopotomostrosequipedaliofobia.-Miedo a las palabras largas.

Lupuslipafobia.- Miedo a que un lobo te persiga alrededor de la mesa de la cocina, mientras estás descalzo sobre el piso recién encerado.

Anatidaefobia.- Miedo a que en algún lado, de alguna manera, un pato te esté mirando.

Coprofagofobia.- Miedo a los comemierdas. (Conozco algunos)

Megapornogiofobia.- Miedo a las madres de los grandísimos hijos de puta…

Demoterapifobofobia.- Miedo a los grupos de autoayuda para las fobias.

Logizomecanofilia.- Atracción por las computadoras. Un logizomecanofílico, asumo que es un geek.

Melanopogonofobia.- Miedo a Barba Negra… o a las barbas negras, en general.

Acmefobia.- Miedo a los productos marca ACME, o también a llegar a la cúspide de algo.

Sarantaduofobia.- Miedo al número 42… o también miedo a la respuesta de la vida, el universo y todo.

Autofobia.- Miedo a tí mismo… o a que un carro te atropelle cuando cruzas la calle.

Pendejifobia.- miedo a los pendejos…si solo se hacen los pendejos el miedo deriva en coraje.

miércoles, 23 de junio de 2010

Fundas de plástico

Los seres humanos son una de las especies que les encanta recolectar cosas, en muchos casos las conserva o las colecciona, pero sin importar la condición social hay algo que le encanta atesorar a los humanos y que, sin embargo, no da la felicidad: las fundas de plástico. Yo creo que ya, eh, ya, podríamos dejar de fabricar fundas de plástico, hay fundas de plástico suficientes almacenadas en las casas como para ir tirando hasta que se extinga la humanidad.

El problema es que son gratis: Un día bajas al súper y subes: atún, leche, pan, mantequilla y dieciséis fundas de plástico. Y claro, esas fundas ya se quedan a vivir en tu casa. No las tiras, las guardas por la misma razón que el teléfono de una ex novia, se supone que ya han cumplido su labor pero aún te pueden hacer un apaño o servirte para “algo”.

Y claro la población de fundas ha ido creciendo tanto que han tenido que organizarse en clases sociales. Por ejemplo, la aristocracia de todas las fundas son las fundas de tommy o de algún lugar pelucón: fina, elegante, plástico del bueno... Es como magia, todo lo que metas en esa funda se dignifica, puedes entrar con un gato muerto en el hotel Hilton que si va en una funda de tommy nadie te dice nada.

Luego está la clase media, las bolsas de supermercado. Las pobres a lo máximo que pueden aspirar son a suplente de funda de basura, pero como son más pequeñas se llenan antes y nunca queremos reconocer que la funda de basura ya está llena, vas echando basura hasta que de repente en lugar de echarla, la posas en equilibrio y se va formando una pirámide y de repente, cuando ya no cabe más, tienes que meter una botella de Coca-cola de dos litros, no pasa nada, haces la técnica del banderillero: Sí, Con decisión, abres, clavas la botella, cierras la puerta y sales corriendo Y según te alejas se oye "clonc". Aaah...pero ya no estás ahí, porque existe una norma, no está escrita en ninguna parte, y por alguna razón se le pasó a carreño, pero todo el mundo la conoce: "al que se le derrumba la pirámide cambia la funda."

¿Se han fijado como se cambia la funda? Las chicas a la velocidad del rayo ¡zas! una lazada perfecta, dos orejas que ni el conejito Playboy, en cambio los chicos somos todo un espectáculo, necesitamos meternos dentro de la funda, sí, porque a los hombres no nos basta con hacer solo un nudo. Hacemos uno, y si queda sitio otro, y otro, que al final parece un chorizo de nudos.

Es curioso, las chicas un conejito y los chicos un chorizo. No se me ocurre nada para hacer el chiste...

Después de las de tommy o algún otro local pelucón y las del súper están las fundas de clase humilde. Las de rayas estas que no tienen marca. Que sirven para meter fruta, ropa y abuelas, ¿No se han fijado que siempre que empieza a llover las abuelas sacan una funda de rayas y se la ponen en la cabeza?

Otras fundas de clase humilde son las que nos dan en los aviones para vomitar, que nos ven la cara ¿eh? Que para una funda que nos da asco tocar nos la den sin orejas para agarrarlas…ya es joda, es como si los guantes para tacto rectal los hicieran sin dedos.

Pero sólo viviremos felices cuando exista un día en el que miraremos a una funda de plástico a los ojos. El día en el que no cuente su clase ni su condición social, pero sobre todo, seremos felices cuando en el DIA no haya que pagar diez centavos por una miserable funda.

martes, 15 de junio de 2010

Que hacer para conseguir que te dejen...

Cuando empiezas a salir con alguien y te das cuenta de que la cosa ha dejado de tener gracia, lo mejor es terminar cuanto antes, pero, ¿cómo hacerlo? ¿Qué es peor, dejar o que te dejen?

Sobre esto hay muchas opiniones, pero yo pienso que es peor dejar, porque sufres lo mismo y encima quedas como el malo, el vil, el canalla, el que pico y pasó…y aunque sabemos que lo somos no nos gusta admitirlo, mucho menos que algún pendejo (a) nos lo diga, así que usamos lo que años de evolución nos dio: un cerebro desarrollado (obviamente para los que tienen), en fin dejar es malo porque sus amigos dejan de hablarte y te sientes culpable, las amigas se indignan y te ignoran lo cual anula la posibilidad de un acostón en una noche de copas una noche loca. Así es que, llegado el caso, es mejor que tus amigos dejen de hablarle a ella y que ella se sienta culpable, y que los demás piensen que no es buena novia por desconsiderada. El egoísmo bien entendido empieza por uno mismo, en definitiva, es mejor ayudarle a que te deje. Y así, todos contentos... menos ella… (al principio).

Lo primero que hay que hacer es agobiarla. ¿Y qué entienden ellas por agobio? ¡El carácter infantil! Una mujer puede galvanizarse una sonrisa por cada niñería y payasada que hagas pero por dentro los ovarios se le están encogiendo como uvas pasas…paciencia, eventualmente explotará, y ahí tú, rápido, sagaz, sutil pero sin titubear le dices: “ay amor últimamente estás muy cascarrabias, como que ya te estás cansando de mi, si es asi, solo dímelo” listo el primer paso ha sido dado.

Luego viene el juego de los secretos, le escondes el celular, no le dejas ver tu correo, y si lo tienes abierto lo cierras apenas llega, pero lo haces de una forma que lo note, inevitablemente preguntará: “¿Qué escondes?”, y deberás decirle que nada, que es su imaginación, que está viendo fantasmas donde no los hay, como una mujer es mujer la cosa no quedará ahí, no, porque esos cromosomas XX no vienen gratis, vienen en combo con un sexto sentido capaz de “sentirte extraño” y con la curiosidad de Charles Darwin elevada a la décima potencia, eventualmente se calentará, más que por lo que haces, se calentará porque no se puede enterar y te hará un relajo, ante eso tu deberás hacerte la víctima, acusarla de controladora, manipuladora, ella te acusará de cínico, y es muy probable que te deje después de eso.

No soy de la idea de salir con otra chica y paseártele a la chica que quieres que te deje, por varias razones:

Primero: eso evidencia tus intenciones y de todas formas quedaras como el malo.

Segundo: como la tierra es redonda, achatada en los polos, pero redonda, el mundo da vueltas y es muy seguro que se te regrese.

Tercero: es posible que la chica de la que te sirvas se entere y no tendrá una buena impresión tuya, y debido a sus cromosomas XX lo comentará con cuanta chica encuentre, y eso es un punto muy malo para ti.

En su lugar cuando salgas con ella mira a otras chicas, pero despacio, sutilmente, casi casi como que no lo haces, es una mujer así que lo que para un hombre es súper sutil, para ella es algo anunciado como las fiestas de fin de año, lo notan, tu postura será negarlo todo, ella se calentará, para completar el cuadro de destrucción puedes dejarla esperando cuando acuerden encontrarse en algún lado, una mujer odia esperar, si a esa espera le sumas que no te acordaste, o que estabas ocupado con algo más o peor aun con alguna amiga, estás frito, tendrás suerte si te vuelve a hablar dentro de dos reencarnaciones.

Si después de todo esto la chica te sigue aguantando y aun no ha cometido homicidio con una cucharita de té, deberás reconocer que tienes a una chica excepcional como muy pocas sobre la faz de la tierra, así que lo mejor que puedes hacer es dejar de hacer pendejadas (redundancia valida) y comportarte a la altura…si aún así la relación no va para más, solo reúnete, conversa con ella, le dices que conoces a alguien que escribe en un blog, que es medio gracioso y le das mi mail.

lunes, 7 de junio de 2010

La columna del odio: el fútbol

Cada cierto tiempo, según pautas misteriosas e inexorables, noto que mis relaciones con el universo empeoran sensiblemente y que me brota de lo más íntimo de las entrañas una hostilidad insondable contra todo lo que se mueve, corre , cabecea y patea. Los síntomas son inconfundibles, sin poder hacer nada para remediarlo, una vez descartado el suicidio por instinto de conservación, cae sobre mí un nuevo mundial de fútbol. Solo queda aguantar la incesante lluvia de brutalismo y entusiasmo patriotero, los gritos del triunfo y los lamentos borrachos de la derrota, con crujir de dientes y mascullar de insultos y sandeces.

¡Quiero venganza!... pero sé que no la obtendré. Mientras planeo mi revancha atroz, indeciso si robar la copa y fundirla para hacer piezas de ajedrez, o dinamitar algún estadio, pasará el tiempo y llegará, implacable, abrumador, obtuso, vil pero cierto como la muerte (y los impuestos), el próximo Mundial.

Habitualmente, estoy a favor de todo lo que causa placer a los humanos, no me importa que sea sucio, pecaminoso, perverso, trivial o acompañado de fuegos artificiales (esta última me resulta especialmente entretenida). Si los humanos -y las humanas- somos sucios, pecadores y triviales, tampoco podemos pedir mucha elevación a nuestras diversiones, lo peor que puede decirse de nuestros placeres es que se nos parecen demasiado: si resultasen de otro modo, no nos complacerían. Sea como fuere, quiero gozo y relajo: ¡señores, venga alegría! Me declaro un puerco más de la jubilosa piara de Epicuro y me siento solidario con mis colegas cuando hozan, gozan y retozan.

Detesto a los que no se divierten más que amargando con sus críticas desmitificadoras las modestas o inmundas diversiones de los demás. ¡Déjelos revolcarse, pobrecillos! No gruña. Si lo asqueroso les hace pasar un buen rato, tampoco es cuestión de flagelar a nadie (a menos que le guste). Míreles las caras: ¿qué esperaba, sutilezas y delicias edificantes? De usted para mí, se ve cada tipo, demasiado es con el hecho que no muerdan. O sea, por resumir: que en todo coro de rugidos orgiásticos estoy favorablemente dispuesto a aportar la segunda voz.

Con el fútbol, ya ven, hago una excepción, amparado, desde luego, en los mejores apoyos intelectuales. Cuando el rey Lear quiere mostrar su máximo desprecio por alguien le insulta así: "¡Tú, vil futbolista!"(acto I, escena 4). Yo en cambio le escupiría: "¡Vil espectador de fútbol!". Porque jugar al fútbol es un ejercicio grotesco y plebeyo (se suele elogiar a los que lo practican con un poco agradable: "Ha sudado bien la camiseta"), pero al menos resulta en bastantes casos disparatadamente rentable. Y, como decía el doctor Johnson (cualquiera de los dos), "pocas actividades hay más plácidas y recomendables para un hombre que dedicarse a ganar dinero", en cambio el espectador de fútbol no hace incesantemente más que perder: mientras los equipos juegan, pierde los nervios; cuando su equipo es derrotado, pierde la compostura y la decencia; pero si su tribu vence, él pierde la cabeza.

Me refiero a los partidos de fútbol "normales", si me disculpan el oxímoron, aunque en todos ellos, los fanáticos de cada club adoptan arrebatos identificatorios propios de los peores momentos de la secta de estranguladores de la diosa Kali, según nos los detalló el gran Emilio Salgari. Pero cuando hay banderas nacionales de por medio, las cosas aún empeoran. Lo que suele llamarse eufemísticamente "la masa enfervorizada" -en realidad una piara de lunáticos maleducados, lerdos hijos de puta, poseídos por el síndrome patriotero- se entrega al estruendo y la furia hasta extremos que habrían hecho a Macbeth añorar la amable compañía de las brujas. Lo más insoportable son los cantos, los ripios, los "oé, oé, oé". Uno puede soportar los estragos de la peste, las comisiones pendejas, la gente que habla como si vivieran en un burdel fronterizo, hasta los horrores de la guerra: ¡pero la estupidez en coro, ya es demasiado!

El incomparable Fontanarrosa, que ha escrito cuentos sobre fútbol tan divertidos que casi justifican literariamente la existencia de esa ignominia pendeja, dice que -pese a la tradicional aptitud de los argentinos para la cancha- a él dos razones le han alejado del estrellato deportivo: la primera, su pierna izquierda; la segunda, su pierna derecha.

Tengo no dos, sino dos mil razones para odiar de la manera más desaforada la demencia mundial que se aproxima, las portadas de los periódicos más serios no hablarán de otra cosa, los noticieros postergarán por un día las necesarias matanzas, asesinatos, robos y la basura fashion para ilustrarnos sobre los vaivenes de esos millonarios en calzoncillos que sudan la camiseta mientras aúllan en las gradas los chacales con estandarte. Y lo peor de todo: durante semanas no sabré de qué hablar con quienes me son más dulcemente próximos o menos amargamente cercanos.



martes, 1 de junio de 2010

La columna del odio: ortografia

Los últimos días han sido muy agradables, muy tranquilos, muy felices, pero como nada es eterno, la situación ha cambiado, con ese corte súbito en mi ánimo festivo me veo orillado a escribir otra columna del odio, aunque odio en si no es el sentimiento que describe a estas personas, es decir no las odio, bueno al menos no a todos

Hoy quise escribir de la gente que escribe mal, desde mi publicación del año pasado cuyo nombre es Eureka, hasta el día de hoy, mi capacidad de asombro se ha incrementado, es que cada día hay más gente que escribe mal, “ahorra” palabras, o se defienden con un “con tal que me entiendas”, ahora después de investigaciones, diálogos y aun a costa de mi propio hígado lo he entendido y esa frase se ha convertido en un indicador para medir cuan bestia es alguien, pruébenlo es súper sencillo, le reclaman a la persona que porque no escribe bien, si esa persona les dice: “con tal que me entiendas” o su variante “lo que importa es que me entendiste”, lo siguiente que deberán hacer es agarrar un madero, fierro, pala, escoba, silla, plancha o cualquier objeto contundente y reventarle la cabeza, no, no se asusten, es normal, ya Darwin lo planteaba en su teoría de la evolución de las especies, planteaba la adaptación del más fuerte, entonces si después del golpe la persona sigue como si nada quiere decir que es un organismo más fuerte que el de nosotros y en beneficio de un raza mas fuerte (pero menos inteligente) deberá vivir.

Por otro lado si la persona usa justificativos medio pensados, o no del todo bestias la cosa puede manejarse con menos violencia, pero no con menos énfasis, por ejemplo: “es que escribir por mensaje me ocupa saldo, por eso ahorro letras” bien, todo sea a favor de una economía de mercado más incluyente y con beneficio para el consumidor base, está permitido, si después se topan a la misma persona escribiendo mal en un chat, reclámenle, si aun así persiste en su espiral autodestructiva, traten de hacerla entrar en razón, burlarse puede ser una buena estrategia, eso si, si ustedes no son muy hábiles con las palabras tengan cuidado, usualmente un cerebro que se entorpece no entiende razones y se le ocurren las ideas más disparatadas para defender su equivocada posición.

Deben tener en cuenta otro punto y es que hay dos tipos de personas que escriben mal, bueno de hecho tres, los cuales detallaré a continuación:

Los-emo-fashion-cheveremodernicursi: que son personas que de por si escriben mal, no les importa saber mas, ni escribir bien, usualmente para deberes o actividades curriculares se enderezan, asi que lo suyo es mas onda que nada, puede que con el tiempo se acomoden, igual no está de más corregirlos de vez en cuando, aun cuando no son peligrosos per se…el problema es cuando se hacen grupos, como las hienas, por razones estrictamente de bioseguridad es recomendables no entrar a un chat con dos o más de ellos, tu cerebro, tus ojos y tu hígado te lo agradecerán.

Las-personas-que-no-conocen-pero-que-son-cheveres: son personas que por diversos motivos no han tenido una educación de calidad, la oportunidad o la exigencia para desarrollarse intelectualmente, usualmente escriben mal porque no saben la correcta forma de escribir, lo mejor es acercarse con tacto, corregirlos de una manera sugerida, ayudarles y recordarles de vez en cuando las reglas o el uso de ciertas consonantes, este grupo de personas usualmente entienden que lo que se quiere es mejorar su calidad de vida, y se muestran muy receptivos, con ellos no hay que burlarse, ni molestarlos, ellos no escriben mal porque quieren o por seguir una moda, lo hacen porque no han tenido la formación que algunos hemos tenido y nuestra obligación es ayudarlos.

Las-bestias-pensantes: este grupo de personas es el grupo que mas fastidio les tengo, generalmente están conformados por personas con una inteligencia promedio y que, además, han demostrado no ser bestias, pero, en determinados casos escriben mal, muy mal, las razones son varias, desde el hecho que “así se lee bonito”, pasando por la excusa de “ahorrar letras” hasta la más alzada de decir “escribo como quiero”, y pues sí escriben como quieren, pero pasa que el idioma no es de ellos, de hecho culturalmente todos aportamos al idioma, si lo deterioramos ahora que será de las generaciones venideras, que cultura les dejaremos, como podremos enseñarles a que defiendan su identidad si se comunican sobre una base obsoleta y llena de errores, modismos y estupideces.

Personalmente no soporto a la gente que escribe mal, aunque soy muy tolerante con aquellos que lo hacen por alguna limitación, aquellos que lo hacen por onda, no soporto a los que sabiendo la forma correcta escriben mal por algo más que “ahorrar letras”, lo lamento, no puedo ver con respeto a personas así, mucho menos tener una relación que vaya más lejos de la amistad.

Lo curioso es que todo esto deriva en conductas mucho mayores, que el limitado cerebro de algunos no alcanzan a entender, no solo el hecho de ser un mal ejemplo para los que vienen abajo ya sea intelectualmente o en jerarquía, sino que nos pone mal como región, como grupo humano, nos denigra como colectivo. He escuchado a muchas personas decir que “los jóvenes no escriben bien” y no somos todos los jóvenes, pero el colectivo se ve sucio por un puñado de subnormales, es común la discriminación de los norteamericanos hacia los latinos, una parte de esa discriminación se da por personas que no aprenden bien el inglés o quienes lo aprenden y le dan el mismo uso erróneo, arbitrario, estúpido que le dan al español, o mucho peor fusionan el inglés y el español, haciendo un idioma sonso, lleno de modismos, un hijo bastardo entre dos culturas que en lugar de complementarse buscan destruirse. Muchos europeos se refieren despectivamente a nosotros como Sudacas, una palabra que es peyorativa para todos quienes nacimos en este lado del planeta, pero que muchos ignorantes la han acuñado como una marca de identidad, ante esto yo me pregunto ¿puede alguien ser más bestia? La respuesta me deja perplejo que el motivo de plantearme la pregunta.

En fin todos y todas los que vivimos en este lado del mundo somos responsables del uso que le demos a nuestra cultura, podemos ser la aspiradora del primer mundo y aceptar cualquier porquería que nos llegue por cualquier medio, o podemos demostrar que somos parte del planeta, con cerebro, con actitudes que construyan, respetando nuestra identidad, solo sabiendo de dónde venimos sabremos determinar hacia dónde vamos.

El asunto de la discriminación del primer mundo lo publicaré después.