jueves, 11 de febrero de 2010

El archienemigo

El archienemigo es todo aquel villano que aparece en las tiras cómicas, en los dibujos animados y en las películas donde hay un héroe que, además de pelear con ladrones de quinta, también tiene un archienemigo, para dejarlo claro tenemos varios ejemplos como por ejemplo batman y guasón, superman y lex lutor, correa y Nebot, entre otros…

La principal virtud de una archienemigo es que siempre consigue enterarse que un científico de buen corazón ha inventado algo que salvará al mundo, pero que en malas manos podría, por el contrario, volarlo en mil pedazos. Además de enterarse del invento, el archienemigo se da modos para robarse la milagrosa creación, usualmente utilizando como rehén a la ricota de la sobrina (ahijada, entenada, hija, etc.) del científico. Y entonces pocos segundos antes que el malo vuele al mundo en mil pedazos, llega el superhéroe y le quita el invento al villano, y la sobrina al científico, y la virginidad a la sobrina.

Nuestro querido país, si el mismo que TIENE DE TODO, tierras, corruptos, bosques, pendejos y valles, es igual de eficiente que un archienemigo para convertir un buen invento en un arma devastadora, para muestra un botón…o tres!!!

La creación de sindicatos es una necesidad, es un derecho de los trabajadores. La civilización humana permitió alcanzar este concepto de dignidad laboral y convertirlo en realidad. PERO, tenía que llegar acá y una caterva de hijos de la gran puta, vagos, puercos y sinvergüenzas consiguieron legalizar los abusos más cínicos posibles a costa del presupuesto del estado. Semanas de cuatro días, puestitos hereditarios, premios, permisos a la vagancia, uniforme para las mozas, subsidios de comisariato, todo lo que la mente más ociosa y vil pudiera imaginar. Chao ideal sindicalista, tan convertido en excremento como la tercerización, formato de contratación ágil, inteligente, acorde a la velocidad y cambios del mercado, que cayó en manos de unos asaltantes, abusivos, evasores, corruptos que se dieron los modos para ganar más plata a costa de la gente humilde. Chao tercerización.

Nota especial merecen los trillados derechos humanos, muy buena idea, pero que lamentablemente en nuestro país (y casi en el mundo) no han pasado de ser eso, y que a decir del respetable abogado (uno de los poquísimos abogados respetables que ha parido la patria) Dr. Pablo Ortiz García al referirse a la ALDHU dijo: “…su actuación fue socapar a los terroristas de las farc, y permitir, con la cantaleta de los derechos humanos, que tres guerrilleros sobrevivientes al ataque a nuestro país se escapen…”, entre otras lindezas del grupito que hasta tiene prófugo propio.

El ambientalismo, loable propósito. Todos deberíamos ser ambientalistas, pero, el discurso solo ha servido para que unos pocos gatos enjuicien con mucha prensa y poca ley a la Texaco por lo que hizo junto a CEPE, y otritos de cuando en cuando se consigan unas camionetas que las petroleras les dan para que dejen de joder y poder trabajar en paz. O peor aquellos que se oponen a la ley minera, pero que jamás se opondrían a recibir a una concesión. En muchos sitios el ambientalismo es el quejido de un limosnero que finge ser ciego.

Se puede decir lo mismo de las elecciones, la mayoría usualmente decide equivocadamente. Por algo y muy a tiempo, Alexis de Tocqueville les advirtió a los gringos que el sistema de ir y votar a lo mudo no era lo mejor para un democracia de calidad. Y por último, las revoluciones, por el amor a Dios, la revolución francesa o la revolución industrial, pero acá, proliferan unos Che Huevada que dan risa y creen ser de izquierda solo por estar en la universidad, o peor algunitos que se fabrican su mundo utópico donde ellos son la izquierda de la izquierda (¿?), pero estos revolucionarios de sobre, Ches Huevadas (y de sus madres) asumen como revolución cualquier acto destructivo de violencia, de odio o de desubicación, cuyo minúsculo resultado haya sido la rotura de un vidrio o ponerse un pañuelo rojo en la jeta, ya dizque es revolución, sino ahí tienen al Marcelito que después de desatar su “revolución” contra los bienes públicos y privados anda pidiendo libertad por medio de sus perros.

Ante todos estos actos de archienemigo solo nos queda una cosa: ser responsables por nuestros actos y ponerle el pecho a lo que venga, eso es revolución.

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