sábado, 17 de octubre de 2009

odio a mis tataratataranietos...

Mañana decidí escribir una carta pidiendo a mis tataratataranietos (que asumo que ya pueden disponer de una máquina del tiempo), que me visiten ayer. Los condenados no han venido. Han tenido como 150 años para construirla y nada. Yo recomendé que estén atentos a los resultados arrojados por el LHC (large hadron collider) para los panas: acelerador de partículas, porque ahí está la clave del éxito, dibujé el capacitador de flujo ( flux capacitor) y les expliqué a detalle Volver al Futuro, porque me imagino que en 150 años las pantallas de Alta Definición de 50 pulgadas serán comparables con el radio de tubos que ocupaba el espacio de la sala en la casa de mi abuela.

La carta la escribí en papel hecho de plástico (para evitar biodegradación) y la próxima semana la hice emplasticar (porque esta semana no tuve tiempo porque pasado mañana salí de viaje). No hay manera de que pueda extraviarse en el tiempo. Entonces concluyo tres cosas:

1) Mis tataratataranietos encontraron la carta y no pudieron construir la máquina del tiempo. Esto habla muy mal de ellos, puesto que con el avance de la tecnología no es algo tan complicado. Además, si ellos no pudieron construir la máquina podían haber pasado esto a sus hijos y éstos a los hijos de sus hijos. Entonces, si nadie vino ayer, asumo que mis tataratataranietos no pasaron la carta a la siguiente generación. Odio a mis tataratataranietos.

2) Es probable que mis tataratataranietos hayan leído este post y que se enojaron por decir que los odio y por eso se negaron a visitarme. Odio a mis nietos por susceptibles.

3) Por otro lado, es probable que debido al Replanteo del Tiempo Universal que ocurrió en el 2073 (o en el ABF33214 RTU, si les gusta esa nomenclatura) no calcularon bien la fecha y viajaron dos años más adelante en mi vida. En cuyo caso, mis tataratataranietos tienen buen corazón, pero son muy torpes, por eso los odio.

También he considerado en la posibilidad que mis tataranietos no tuvieron hijos. Lo cual los hace muy estúpidos y deben ser colocados en la lista de personas a quienes odio. Ahora, es probable que haya muerto antes de tener hijos, en cuyo caso ninguna alma caritativa decidió cumplir el deseo de un difunto en una carta. Por lo tanto, odio al mundo.

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