domingo, 14 de agosto de 2011

Los besos que no di

Este episodio de mi vida se llama arrepentimiento

No me arrepiento de los besos que he dado, en su momento, cada uno de ellos tuvo un motivo, una pasión, un anhelo, una intención, si hay que arrepentirse de algo, cosa que hago muy poco, me arrepentiría de los besos que no di, aquellos que se congelaron en las ganas, los besos con intención que frenaron en el aire, a centímetros o terminaron enredándose en el cabello de quien los recibiría. Arrepentirme de algo es algo muy extraño, cada error ha sido una enseñanza, y he tenido cuidado en que mis errores no afecten a otros, pero haber tenido cuidado no quiere decir que no haya pasado, y ahora en el recuento de avance y de daños me arrepiento haber lastimado a esas personas, pero no me arrepiento de las decisiones que tome porque todo ello me ha traído a ser lo que soy, y me gusta como soy.

Me arrepiento del beso que no di una lejana mañana de enero, un beso que hubiera marcado un punto de inflexión en mi vida y en la suya, mis ansias de triunfo y el sabor nuevo de la libertad y los viajes nublaron mi juicio o quizá lo definieron, lo cierto es que aquel beso nunca llegó, nunca más volví a verla, no hubieron promesas, no hubieron más planes, no hubieron las dulces palabras que hablan de futuro, esperanza y encierran un tal vez nos encontraremos, sin ese beso el único lugar que hubo fue para la nada. Ahora está mejor, ahora es feliz, lejos de lo que no pude dar, lejos de lo que no pude prometer, lejos de mis ansias de volar, lejos de mis deseos de salir de aquí y no regresar.

Me arrepiento del beso que no di una noche de abril, me arrepiento de no haber advertido la despedida que se enmarcaba en cada una de sus palabras, me gusta pensar que nunca hubo aquel beso porque me negaba a que se fuera, me negaba que no la volvería a ver, me negaba que pasarían tres meses y no la volvería a ver, durante ese tiempo todo seguía normal, vivíamos por nuestro lado y cada tres meses la magia continuaba, las conversaciones se estiraban, las risas se desbordaban, pero nunca pude despedirme, nunca se pudo poner punto final, nunca se pudo decir palabras de esperanza, de volvernos a encontrar algún día, ahora que lo pienso quizá nunca se despidió, nunca nos despedimos, porque ninguno de nosotros quiso decir adiós, ilusamente me atrevo a pensar que cuando no hay despedida es porque no hay final.

Ahora, estoy cercano a un beso que no daré, que no sé si me arrepienta en el futuro, no sé si me pese en el alma más que su ausencia porque no marcará un fin, no sé si habrán palabras que hablen de futuro, sueños y esperanzas, ahora es diferente, quien quiere besar busca la boca y quien ha fallado debe besar, quizá con la oscuridad de la noche el arrepiento me golpee, pero será demasiado tarde para echarse atrás, demasiado tarde para aplicar correctivos, demasiado tarde para enmendar, y no rectifico mi camino porque sé que la rectificación no me corresponde a mi, y que cuando el momento llegue, lo contaré como otro beso que no di.

viernes, 29 de julio de 2011

Saudade

Decimos te amo con una facilidad que impresiona, decimos te odio como si fuese un buenos días, al final nuestras palabras flotan por el aire y llegan a nuestro destinatario original así como a destinatarios infiltrados…no puedo decir que te amo, pero me contengo al decir que te odio, porque amor y odio no son opuestas, si llegase a odiarte sería que siento un poco de amor, amor frustrado, amor intermitente, amor con miedo, pero amor al fin de cuentas. Lo único opuesto al amor es la indiferencia, el saber que existes pero que no signifiques más que alguna desconocida en un país lejano de lengua extraña a quien Destino nunca me llevará a conocer.

A lo lejos en mi memoria suena un poema de Neruda, mi cerebro automático y mi corazón necio no saben trabajar en equipo, por eso, para poder coexistir debo silenciar a uno de ellos, y darles la oportunidad de expresarse de manera alternada y en situaciones controladas…pero hoy gana Neruda.

Y ya no confío en tus palabras, miro tus ojos infinitos y mi reflejo luce turbio y lejano, distante, ajeno, extraño. Debo pensar más y sentir menos, me lo repito a cada instante, pero el huracán de emociones, ideas y sentimientos hacen casa en mi ser y no puedo ordenarme.

Y el te amo queda grande, se cae, se ensucia, no encaja, no es merecido, no sé si te amo…no sé si te pienso, quizá de tanto pensarte recuperes un fragmento de lugar en mi vida, en mi corazón, dentro de mi fortaleza…pero lo cierto es que no te odio, prefiero sentir indiferencia antes que odiarte, porque al odiarte será un amor con coraje y sentir coraje por tu alma cálida es una culpa tan pesada que nunca podré soportar, aun cuando seas tú quien la ha causado.

En ocasiones como esta siento que te alejo y una parte dentro de mí se alegra, quizá de esta forma el mundo continua, el universo sigue su curso y nuestras vidas prosiguen en su trayecto, pero existe otra parte de mí que no te quiere lejana y que cruzaría el mundo entero para sentir tu calor y la magia que, a pesar del tiempo y las circunstancias, sigue emanando de tu mirada.

Mientras trato de hacer que la vida continúe, mientras tratas de recuperar todo lo que has perdido, mientras se hacen esfuerzos por cruzar este abismo que hay entre nosotros, me doy cuenta que no hay nada que pueda prometerte, que no hay nada que pueda asegurarte y que, tristemente, no tengo una luz para guiarte. Al final de todo solo en el aire queda flotando un te quiero, quizá por los recuerdos, quizá por querer creer lo que dices, quizá por tus lágrimas, quizá porque siempre te he querido.

Neruda acorta sus pasos y sus letras se hacen traslucidas, casi invisibles, a lo lejos suena una melodía en lengua extraña y regresas a mi mente, como describir este momento, me pregunto mientras pienso que pasará mañana o la semana que viene, y aquel poema portugués se escurre entra mis pensamientos, saudade: la tristeza por los recuerdos alegres, recuerdos que están en tus manos para darles vida nueva y traerlos a esta realidad.

sábado, 23 de julio de 2011

El gusanito

Hoy les quiero comentar sobre algo que está presente en muchos parques de la ciudad de Guayaquil, y de forma característica en zonas al sur y suroeste de nuestra querida ciudad, algo que tiene ruedas, lleva pasajeros, cobra una determinada cantidad por su uso, pero no es un medio de transporte. Hoy les quiero comentar sobre el gusanito

Que mente perversa, mal intencionada y de doble sentido le pone “el gusanito” por eso uno se extraña que en determinado momento una chica grita “uy sí, me encanta treparme al gusanito” pero ¿que es eso? A qué tipo de aberración nos enfrentamos como sociedad, entonces es lógico que si desde niños viven con el doble sentido de grandes serán bloggeros, tuiteros…o ambos!!!

Algo que me llama mucho la atención es que sin importar el tamaño o el lugar en donde recorre el gusanito, siempre suenan vallenatos, es preocupante…quiere esto decir que tanto colombiano que entra a nuestro país lo hace para ponerse un gusanito, porque es eso o una panadería. Pero volviendo a lo del vallenato, ¿Por qué vallenato? ¿Qué les pasa a los conductores de el gusanito? ¿Será acaso que viven deprimidos?, entonces, con nuestros niños trepados en el gusanito con vallenato a todo volumen no es de sorprender que tengamos tanto emo suelto.

Ahora hay interrogantes que yo tengo con respecto esto del gusanito:

¿Tienen SOAT?

¿Para ir de su casa al parque y del parque a su casa se van debajo de la tierra o usan las calles?

¿Las multas por no tener cinturón de seguridad, son por cada carrito del gusanito o por todo el gusanito?

¿Por qué el gusanito tiene tantas luces, en su vida pasada fue ovni, o chongo?

¿Por qué hay gusanitos azules, les falta oxígeno?

¿Las chivas son la versión del gusanito para adultos?

jueves, 23 de junio de 2011

La salsa y yo

Quienes me conocen saben que no le hago al baile, el señor todopoderoso, creador del cielo, la tierra, la comida italiana y CEO de la Sony decidió que yo debía venir a este indigno planeta con dos pies izquierdos y ser absolutamente derecho, pero, emprendedor como soy (léase terco) decidí entrar a un curso de salsa…de hecho, el curso tiene una hora previa de “ritmos varios” pero por “ritmos varios” entenderemos que el profesor, un tipo bajo, carismático, ex politécnico y de sexualidad dudosa se la pasa bailando y haciendo movimientos que, nosotros, principiantes en ese tipo de menesteres nunca realizaremos, así que la hora de “ritmos varios” adquiere otro significado al ver el grupo que se mueve de miles de formas, pero ninguna se acerca a la forma en que se mueve el instructor.

Como en todo curso hay compañeros y compañeras, un gordito con muchos kilos de más que solo asiste a ritmos varios y pide encarecidamente un solo tipo de canción, un tipo de fanesca auditiva en la que solo se entiende la palabra blanco; una señora de mediana edad que no obedece ninguna de las indicaciones del instructor, lo que me lleva a preguntar ¿a qué chucha va?; dos chicas simpáticas que se esfuerzan en seguir los pasos del instructor pero con muchas más buena voluntad que éxito; y por último una chica que está más buena que el pan, con una cintura fina, labios gruesos, flexibilidad notable, pecho generoso, trasero firme y lentes de contacto…sí, es una acomplejada, pero bueno nadie es perfecto y desde chiquito me enseñaron a no discriminar.

Ya puestos en lo que nos ocupa: la salsa, debo admitir que no es tan difícil como parece, todo es cuestión de saber los pasos y saber contar hasta 8, eso sí, el número 4 y el 8 son como la h, es decir, mudos, por eso los pasos se cuentan: un, dos, tres mmm cinco, seis, siete mmm y así otra vez, fácil, ¿verdad?

Pero lo mejor del curso son los nombres de los pasos, aquí uno puede darse cuenta que la salsa es por y para tipos originales, dónde sino encontraríamos pasos como

“el básico” pues es el paso básico de salsa, donde se hace el pie izquierdo para adelante, luego regresa a su sitio y el derecho se va para atrás, siendo el izquierdo el 1, el derecho el 5, a que no es pan comido, si no les digo que esto de salsa es sencillísimo.

“el palao” este paso derrocha originalidad, con el cual nos podemos mover palao, que en idioma sabroso seria “para un lado”

“propio terreno” a que no adivinan como es este paso, pues, básicamente consiste en marchar, subir y bajar los pies en el mismo sitio, eso sí contando siempre: un, dos, tres mmm, cinco, seis, siete mmm

“Pa atrás” eh…sin comentarios

“lateral” utiliza el mismo principio de desplazamiento que el “palao” pero alterna el movimiento de los pies, es en este paso en el cual extraño que la evolución nos haya quitado la cola o que el buen dios no nos haya hecho una tercera pierna.

Finalmente ser el único hombre del curso tiene sus regalías, toca turnarse para bailar con las chicas, al final de la clase soy al que más le sacan la madre, pero tener así de cerca a esas ricuritas vale la pena.

Cierta vez dije que científico que se respeta no baila, y que el baile es una expresión vertical de una frustración horizontal, pero como todo científico creo en la evolución y en la necesidad de adaptarse al cambiante mundo del siglo XXI, hasta mientras toca seguir evolucionando al ritmo de un, dos, tres mmm, cinco, seis, siete mmm…

lunes, 11 de abril de 2011

Distancia...

Tomar distancia puede ser tan necesario para un enfoque como para un reenfoque, distanciarse demasiado puede, por el contrario, producir un desenfoque. Al final todo radica en dosis, cantidades, mediciones, cálculos, ideas y porque no, su forma de medirlos o de expresarlas.

Desde el espacio la esfera azul flota tan pacifica, tan calmada, a la distancia suficiente para que nuestro campo visual la tenga contenida por completo, parecería que nada se moviera, a esa distancia nada puede salir mal, a esa distancia es mucho más apacible, pero no menos inquietante.

Usualmente las personas debemos hacer paréntesis en nuestras vidas, en vidas más agitadas y frontales es necesario no un paréntesis sino un punto y aparte, al volver todo a la normalidad podemos darnos cuenta que vemos nuestra vida, nuestro mundo y todo cuanto en el existe de una manera más clara, más amplia, como si le hubiéramos realizado un lavado de cara mental y sabemos, quizá por vez primera, que los paradigmas infranqueables que nos hicieron alejarnos son ahora simples detalles sin mayor importancia que pueden solucionarse de un plumazo.

Hace varias semanas me encontraba sentado en el comedor de la empresa, sumido en mis pensamientos, haciendo malabares con varias ideas, cuando sin notarlo una persona se encontraba junto a mí, intentando entablar una conversación

– ¿que estamos haciendo? - preguntó -.

Sin saber a qué se refería contesté que tomando la hora de descanso de la comida, y, pensando que pretendía echarme, le dije que pensaba tomarme toda la hora porque igual la empresa me descuenta esa hora del sobretiempo, sonrió de una forma cálida, entendiendo que no había comprendido su pregunta, y con una paciencia que solo reserva para sus estudiantes contestó:

-Me refiero a que estamos haciendo de manera global en esta empresa.

Pues yo atiendo enfermos y heridos, atiné a contestar de manera rápida, aún cuando en mi interior sabía que su pregunta iba más allá de lo que pensaba, -¿que más?-, inquirió, como sospechando que yo tenía la respuesta que él buscaba, pero no se la quería dar, nada más, contesté, tratando de negarme a participar en una sesión de preguntas y respuestas sin sentido, sonrió con una gran carcajada que abarcó todo el comedor, luego, de una forma amistosa puso su mano sobre mi hombro y como si me contara una confidencia dijo: “muchacho, aquí estamos construyendo un puente, un puente, ¿sabes lo que significa eso?”, pretendiendo ser un poco simpático, contesté que significaba que la ciudad ya no sería un caos a las horas pico, sonrió cálidamente otra vez, y como si fuese una de sus clases empezó a hablar de forma pausada, asegurándose ser escuchado.

-“Construir un puente es hermanar, unir comunidades, es extender una línea de comercio, comunicación y paz, construir un puente es agilizar el progreso de dos ciudades, suministrarle sangre nueva, oxigenar sus componentes más esenciales, quién vive cerca de un puente nunca tiene una vida aburrida y quienes construimos puentes nunca dejamos de aprender”-, cada palabra suya iba acompañada de expresiones con sus manos, como si dibujara en el aire cada cosa que decía, por momentos sus ojos se perdían en el techo, pero parecían ver mucho más allá, parecían viajar en el tiempo y espacio a su salón de clases, al que, como aseguró días antes, debía en algún momento regresar.

-¿Conoces la historia del constructor de cercas?-, preguntó, pero sin esperar mi respuesta comenzó: Es es la historia de dos hermanos que vivieron juntos y en armonía por muchos años.
Ellos estaban en granjas separadas.
Un día tuvieron un conflicto. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis.
Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero:
- "Estoy buscando trabajo por unos días -dijo-; quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
"Sí" -respondió el mayor de los hermanos-, tengo un trabajo para usted.
Y explicó:
- “Al otro lado del arroyo, en aquella granja, vive mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvió el cauce del arroyo. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor".
Y continuó:
- “¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."
El constructor le dijo:
- "Creo que comprendo la situación".
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el constructor justo había terminado su trabajo.
El granjero quedó sorprendido. No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:
- "Eres una gran persona, mira que construir este hermoso puente después de lo que he dicho y hecho...”.
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el constructor tomaba sus herramientas.
- "No, espera, quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti", -dijo el hermano mayor al constructor-.
- "Me gustaría quedarme -respondió el constructor-, pero tengo muchos puentes por construir...".

Una vez concluida su historia pareció regresar a este planeta, me miro de una forma paternal diciendo: -¿Entiendes ahora cuán importante es construir un puente?, seguramente tu futuro no está aquí, con tu edad debes tener más aspiraciones, metas y planes, pero donde vayas habrán puentes que construir, aún cuando te pidan, o sea lo más sano o fácil, construir murallas, se levantó y encendió uno de sus cigarros chinos, me dio un par de palmadas en la espalda y se fue.

Ese y varios momentos más han quedado galvanizados en mi memoria, están dentro de mi mente como un poco de lo mucho que he aprendido en este paréntesis que ya está por cumplir seis meses. Con un criterio mejorado, con una óptica más amplia, comprendiendo, por fin, las palabras de una gran amiga: “no queremos que la situación cambie, queremos que la situación mejore”. Creo que es tiempo de empezar a alistar todo para volver.