miércoles, 23 de junio de 2010

Fundas de plástico

Los seres humanos son una de las especies que les encanta recolectar cosas, en muchos casos las conserva o las colecciona, pero sin importar la condición social hay algo que le encanta atesorar a los humanos y que, sin embargo, no da la felicidad: las fundas de plástico. Yo creo que ya, eh, ya, podríamos dejar de fabricar fundas de plástico, hay fundas de plástico suficientes almacenadas en las casas como para ir tirando hasta que se extinga la humanidad.

El problema es que son gratis: Un día bajas al súper y subes: atún, leche, pan, mantequilla y dieciséis fundas de plástico. Y claro, esas fundas ya se quedan a vivir en tu casa. No las tiras, las guardas por la misma razón que el teléfono de una ex novia, se supone que ya han cumplido su labor pero aún te pueden hacer un apaño o servirte para “algo”.

Y claro la población de fundas ha ido creciendo tanto que han tenido que organizarse en clases sociales. Por ejemplo, la aristocracia de todas las fundas son las fundas de tommy o de algún lugar pelucón: fina, elegante, plástico del bueno... Es como magia, todo lo que metas en esa funda se dignifica, puedes entrar con un gato muerto en el hotel Hilton que si va en una funda de tommy nadie te dice nada.

Luego está la clase media, las bolsas de supermercado. Las pobres a lo máximo que pueden aspirar son a suplente de funda de basura, pero como son más pequeñas se llenan antes y nunca queremos reconocer que la funda de basura ya está llena, vas echando basura hasta que de repente en lugar de echarla, la posas en equilibrio y se va formando una pirámide y de repente, cuando ya no cabe más, tienes que meter una botella de Coca-cola de dos litros, no pasa nada, haces la técnica del banderillero: Sí, Con decisión, abres, clavas la botella, cierras la puerta y sales corriendo Y según te alejas se oye "clonc". Aaah...pero ya no estás ahí, porque existe una norma, no está escrita en ninguna parte, y por alguna razón se le pasó a carreño, pero todo el mundo la conoce: "al que se le derrumba la pirámide cambia la funda."

¿Se han fijado como se cambia la funda? Las chicas a la velocidad del rayo ¡zas! una lazada perfecta, dos orejas que ni el conejito Playboy, en cambio los chicos somos todo un espectáculo, necesitamos meternos dentro de la funda, sí, porque a los hombres no nos basta con hacer solo un nudo. Hacemos uno, y si queda sitio otro, y otro, que al final parece un chorizo de nudos.

Es curioso, las chicas un conejito y los chicos un chorizo. No se me ocurre nada para hacer el chiste...

Después de las de tommy o algún otro local pelucón y las del súper están las fundas de clase humilde. Las de rayas estas que no tienen marca. Que sirven para meter fruta, ropa y abuelas, ¿No se han fijado que siempre que empieza a llover las abuelas sacan una funda de rayas y se la ponen en la cabeza?

Otras fundas de clase humilde son las que nos dan en los aviones para vomitar, que nos ven la cara ¿eh? Que para una funda que nos da asco tocar nos la den sin orejas para agarrarlas…ya es joda, es como si los guantes para tacto rectal los hicieran sin dedos.

Pero sólo viviremos felices cuando exista un día en el que miraremos a una funda de plástico a los ojos. El día en el que no cuente su clase ni su condición social, pero sobre todo, seremos felices cuando en el DIA no haya que pagar diez centavos por una miserable funda.

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