domingo, 20 de septiembre de 2009

Las bodas


Estoy un poco fastidiado, acabo de recibir una invitación de boda, ya me dirán: si no es para estar jodido. ¡Será posible! ¡Es que se te queda la misma cara que cuando te llega una multa! ¡A soltar billetes!

Porque hay que ver como se gasta (malgasta) en las bodas. Sobre todo las mujeres, que no solo se disfrazan de paquete de caramelos, algunas hasta se ponen cosas en la cabeza, que las ves y dices: "¿Mamá? ¿Eres tú o el soldado Ryan?".

Lo más raro es ese bolsito diminuto que llevan todas, "¡una almeja metálica!". ¿Que llevan ahí, una toalla femenina extraplana? Sin alas, claro, porque asomarían. Si es que es muy fuerte eso de las bodas.

Una de las cosas que más odio de las bodas son las esperas: ¡te tiras más de una hora en la puerta de la iglesia con las manos sudando llenas de arroz, que cuando salen los novios, lo que les tiras es cocolón...! Ahora, que los peores son los niños, que tiran el arroz a la cara, con una mala voluntad: "En el ojo" Y el novio, ahí, aguantando.

Odio las bodas, en la última no conocía ni a la que se casaba y cuando fui a darle el beso de rigor, me tuve que presentar:

- Soy Carlos, el hijo de la tía Martha, la que no se habla con el tio Alejandro, hijo del abuelo Arturo.

- Ah, encantada, gracias por venir.

Si es que da igual, la novia no se entera, va como drogada, le podría haber dicho:

- ¿Me prestas 3000 dólares para la entrada de un carro?

- Ah, encantada, gracias por venir.

O:

- Soy un violador recién salido de la peni, vengo a enseñarte el pito.

Ella hubiera dicho igualmente:

- Encantada, gracias por venir.

Lo que más odio de las bodas en el momento del traslado al banquete. Tu madre te coloca a tus tías, pero como el carro que te dan es de dos puertas, las tienes que meter a empujones. El vestido se les sube a las caderas y van todo el camino enseñando la faja y el mondongo.

Pero a ellas todo les hace gracia:

- Nene, sube la ventanilla, uuuhh, ji, ji, ji, que me despeino, y sigue, sigue al tio Luis, que se sabe el camino, uuhhh, ji, ji, ji ¡y ahí va la fila de doce carros, tocando la bocina! Y como el primero se pase un semáforo... ¡emergencia, emergencia! Todo el mundo sacando el celular:

- Atención, hemos girado a la izquierda, ves al tío Luis, egggg. Nosotros estamos dando vueltas por la rotonda, eggggg, cogiendo inercia, egggg, me copias, me copias... Pato rojo a pato azul, hemos perdido al tío Luis, tío Luis contesta, cambio, eggggg.

Da igual, es un desastre. Cuando llegas, el tío Luis lleva dos horas sentado y encima te dice:

- ¿Dónde chucha te has metido, carajo?

Lo único que está bien organizado en las bodas es el reparto de los idiotas: ponen uno en cada mesa. Pero el resto es un descontrol: están repartiendo el pastel y a tu mesa aun no han llevado la entrada. Yo siempre me he preguntado porque cortan el pastel con ese tipo de cuchillo, ¿que sentido tiene? Como no sea por tener un arma a mano para cuando entren los familiares llorones...

¿Y qué me dicen del vídeo? Se acerca el de la cámara y todo el mundo se cree que está en la cámara escondida, ole quiere mandar un saludo a Tinnelli: el idiota se pone una servilleta en la cabeza, el tío Luis canta la misma canción de borracho de siempre y una de las tías llora:

- Hijos míos, quiéranse mucho y respétense siempre...

¡Hombre, por favor! ¿Esto es lo que pasa el día más feliz de tu vida?

Porque después llegan las mujeres con encendedores envueltas en un trozo de tul y paquetes de cigarrillos gritando:

- Fúmate uno, que estamos de boda.

Y de pronto te encuentras a tu vieja echando humo por la nariz como si fuera una tetera.

A nosotros, en cuanto nos descuidamos, nos colocan un puro, a la tercera calada, empiezo a ponerme blanco y lo tiro.

Pero allí están los vigilantes de puros, tan atentos ellos:

- ¿Ya te has fumado el puro? ¡Dale otro al muchacho y una copa de coñac, para que se haga un hombre!

Un hombre, un hombre…que chucha creen que soy... ¡hombre, no me jodas!

¡Y el baile! Eso es lo más fuerte. Lo peor es cuando el tío de la novia la saca a bailar un vals. El tío va todo resudado con la camisa pegada al cuerpo, le planta la manaza en la espalda, le sube el vestido medio metro y canturrea mordiendo el puro.

Lo que menos entiendo es por qué los novios pasan de mesa en mesa preguntando:

- ¿Qué tal? ¿Han comido bien?

A ti te dan ganas de decirles:

- Pues no, la comida era una mierda, y no he dejado de soltar dinero entre la corbata, el recuerdo y la serenata... ¡Y encima me han puesto al lado del mas pendejo de toda la fiesta!

Pero no, les dices que todo ha estado perfecto. Y así, con una mentira, los novios comienzan su vida de casados. Claro que no será la única... En fin, ¡que vivan los novios, pero a mí que no me inviten a mas bodas!.

1 comentario:

  1. - Atención, hemos girado a la izquierda, ves al tío Luis, egggg. Nosotros estamos dando vueltas por la rotonda, eggggg, cogiendo inercia, egggg, me copias, me copias... Pato rojo a pato azul, hemos perdido al tío Luis, tío Luis contesta, cambio, eggggg...

    QUECHOWEEE...!!!

    Eso de las bodas es demasiado problema para un dia... al menos yo me he divertido en las que he ido, que pena que te haya tocado lo piorsito.... lol

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