sábado, 15 de agosto de 2009

Los vigilantes...

Hace unos días mientras manejaba me topé con los vigilantes (buitres en la jerga automovilística local). ¡Qué caso! Ha sido verlos y decir: «¡Algo llevo mal! Una luz rota, la licencia caducada, el carro robado... ¡Algo mal debo de llevar!». Y no es que yo no conduzca bien, es que es imposible cumplir el código de circulación, aunque quieras: métete en una autopista y no pases de ciento veinte y verás... A los dos minutos tienes un camión amenazando con pasarte por encima, y para rematar el tipo cuando te pasa te pega un pitazo y te dice:
—¡Tú estás loco! Vas a provocar un accidente!
Pero cuéntale esto a un “agente de tránsito”:
—Perdone, mi sargento, pero voy a ciento ochenta porque si no, el del camión se molesta conmigo...
No te haría ni caso, porque ellos creen que el código de circulación se puede cumplir. ¡Claro, como son “agentes de tránsito...! ¡A ellos no se les pone nunca un camión detrás amenazando que les pasaran por encima!, son inmunes a los pares, los ceda el paso, las luces rojas y hasta a los peatones…

Además, seamos sinceros: ¿quién no se ha saltado nunca un ceda el paso? ¿Quién no ha estacionado nunca en doble fila? ¡carajo! ¡Si la ley de circulación no lo cumple ni el conductor del papamóvil!

Por eso, cuando ves a los “agentes de tránsito” te entra el canguis, porque piensas: «¡La que me va a caer...!». Y para evitarlo te juegas la vida si hace falta. ¿No les ha pasado alguna vez que van sin el cinturón y de repente aparecen ellos? Todo un drama, buscas el cinturón de seguridad, tiras de él, él tira de ti, te lo pasas por delante de la cara, te doblas una oreja, le das sin querer al limpiaparabrisas... ¡Vamos, que no te matas de milagro! Y yo pregunto: ¿no se supone que los “agentes de tránsito” están para protegernos? ¿Y eso es protección? ¡los “agentes de tránsito” son un peligro!
Y si te dan el alto... ¡Es como un flechazo! Te da un vuelco el corazón.
Y no eres el único que lo siente, ¿eh? El “agente de tránsito” también debe de sentir algo, porque nada más parquear empieza a hacerte una especie de cortejo del enamorado: Se pega a la ventanilla, te echa miraditas, da vueltas alrededor del carro, le mira el culo (al carro), le da pataditas a las ruedas, golpecitos al maletero... que llega un momento en que te dan ganas de decirle:
—¡Que sí, chucha, que es un carro!

Además, ¿no les pasa que cuando les paran es justamente cuando menos se lo merecen? ¡No hay derecho! ¡Con la de veces que he ido pisando la raya continua, a ciento ochenta, hablando por el celular... Y ahora me paran por ir a ciento treinta y dos! ¿Y por qué a mí? ¡Si ha dicho televistazo que este fin de semana iba a haber ocho millones de desplazamientos!

Yo no quiero molestar, pero hay veces que cuesta parar, ¿Cómo vas a hacerle caso a un tipo que lleva bigotito de actor porno, las botas de Pretty Woman y las gafas de Jorge Luis del Hierro? ¿Qué querrá ese hombre? Es como si vas a ingresar dinero al banco y el cajero va vestido de mariachi,
y luego el tipo te da el alto con la espada de La guerra de las galaxias, en plan Obi Wan Kenobi, que dices: «¡Madre mía, que la Fuerza me acompañe!». Te sientes como Luke Skywalker y miras a tu acompañante por el retrovisor y dices: «Mira, R2D2...».

Los “agentes de tránsito” te pueden parar por muchas cosas; por ejemplo, porque sí. Aquí tienes dos opciones: ponerte canchero o llorar... Si te pones canchero, te colocan una multa... Sin embargo, si lloras... también.
Un sábado, a poco que salgas... un par de vinos caen seguro, pero, vamos, sin que te des cuenta, y ya das positivo, luego está el que se le corre el “champus” y se desubica de una manera estúpida, este, cuando se le acerca el de la espada fosforescente le dice:
—Señor vigilante, déjeme el sable de luz ése, que me ha entrado miedo...
Y el “agente de tránsito”:
—Sople aquí.
—¿Que sople aquí? ¿Es que todavía no se cree que voy borracho...?
Pero el tipo al final sopla... poquito, por si acaso hay un milagro ¿Pero a quién quieres engañar, amigo? Ese buitre ha visto a un millón de pendejos como tú soplando poquito, por eso se cabrea y le dice:
—Salga del coche.
Y aquí, al tipo, la mejor idea que se le ocurre es hacerlo todo a cámara lenta... Y para colmo intenta hacerse el bacan:
—¡Qué, agente! Mucho tráfico esta noche, ¿no? ¡Hay que ver cómo va la gente los sábados! Menos mal que están ustedes... Qué gran labor están haciendo aquí... los cuatro...qué, ¿son hermanos?...se parecen bastante, hasta en el bigote…

Yo tengo un amigo que fue precavido y sabiendo que le tocarían estos casos ideo un truco: se tomó una foto cuando iba borracho y la pegó en la licencia de conducir, así cuando lo paran, el buitre dice:
—Este tipo no va borracho... ¡Es que es así!
De todas formas, yo no se lo aconsejo, así que si son amigos de yonny guolquer... usen la metro sardina.

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