¿Recuerdan la historia del duende o del tintin? Sí, un tipo de ente misterioso que se le aparecía a las chicas con cabello largo y ojos negros, y que supuestamente uno sabia que andaba cerca porque silbaba de una forma muy peculiar, el cuento variaba según la región del país donde uno se encontraba, pues... ¡Resultó que era todo mentira! Pues todo el mundo decía que lo había visto, bueno, todo el mundo no, los amigos de los primos de todo el mundo, porque tú preguntabas a cualquiera:
—¿Pero tú lo viste?
Y te decía:
—No, yo no, pero lo vio un amigo de mi primo...
Justo igual que lo de la dama tapada, que supuestamente era una tipa que andaba con unos trajes medios transparentes y con la cara cubierta y que cuando los borrachos la seguían ella los llevaba a un callejón y les enseñaba que no tenía rostro y que era una calavera, vamos que a estas alturas ya debió morirse de neumonía con el viento que corre por Guayaquil por las noches, pero así y todo le queda en pañales a la loca de la llorona quien supuestamente corto en trocitos a los hijos solo para después andar por ahí gritando aaaaaaayyyyyy miiiiiiiiisssssss hiiiiiiiijjjoooooooossssssss…
Pues así se crean los mitos urbanos, de la nada, uno se inventa una historia, eso va de boca en boca, como el herpes, y al final la gente se acaba creyendo... que cuando Sharon se subió a un avión le explotaron las tetas, y no es verdad... al parecer, sólo le explotó una.
Y uno se pregunta: ¿quién inventará estos mitos?
Bueno, en algunos casos se ve enseguida, por ejemplo, lo de que Walt Disney está congelado... Esto está claro que lo inventaron los que venden pescados fileteados y congelados para que los niños le cogieran cariño a los palitos de tilapia:
—Juanito, cómete el palito de tilapia que a lo mejor es un dedo de Walt Disney.
Otro mito muy curioso es el de los hombres rana que aparecen calcinados entre los restos de los incendios forestales, para los que no lo hayan oído, lo voy a explicar: por lo visto, cuando los hidroaviones recogen el agua del mar siempre o casi siempre agarran a algún que otro hombre rana (entiéndase buzo) y lo sueltan sobre un incendio. ¡Vamos, que Jack Cousteau llegó a los ochenta de milagro!
Pero el mito urbano que más me gusta es el de «La muerta de la curva». ¿Nunca se la han encontrado? ¡Pero si hay una muerta en todas las carreteras del país! Yo creo que deberían venir en la guía turística “visitando mi lindo Ecuador”: «Mirador a dos kilometros, ojo, muerta de la curva a un kilómetro».
Si fuesen verdad todas las historias que se cuentan, en las carreteras ecuatorianas hay más muertas de la curva que curvas, y digo yo, tú recoges a una tipa de éstas y... ¿de qué hablas con ella?
—Oye, ¿cómo una chica tan guapa como tú se regresa tan pronto a casa?
—Yooo meee matééé en esa curvaaa.
—Ah… claro, eso, cómeme al cuento que me gusta, ¿Qué, nos tomamos la última en mi casa?
—Yooo meee matééé en esa curvaaa.
—Ya pues mujer, no le des más vueltas.
—Yooo meee matééé en esa curvaaa.
—¡Qué pesada! ¿A que te dejo aquí? ¡Mira que en esta carretera dicen que se aparece una muerta...!
Pero en las carreteras ecuatorianas hay muchos más mitos. Está el de la pareja que iba por una carretera cerca del cajas, y de repente aparece en Perú, con carro y todo, esto tiene que ser cosa de los extraterrestres, porque si la cosa dependiera de Tame o Aerogal, tú podrías aparecer en Perú, pero el carro en Colombia y las maletas mínimo en Galápagos...
Aunque el que más cuidado debe tener con esto de las abducciones en carretera, es Correa, porque por lo visto, según otro mito (falso por supuesto…), se pasa las noches con la moto socorriendo accidentados: un amigo de mi primo se quedó tubo abajo, y antes de que llegara la grúa, pasó Correa en moto quince veces, como siga así lo van a contratar en pizza hut:
—Me llena de orgullo y satisfacción traerle su pizza súper suprema...porque la buena pizza…ya es de todos.
Pero donde la gente se vuelve loca es en los mitos urbanos que tienen que ver con el sexo: ¿quién no ha oído hablar de esa señora que llega a emergencias envuelta en una bata del que asoma la cabeza de un perro a la altura del ombligo, como si llevara un alien...? Naturalmente, los dos, el perro y la señora, van con los ojos en blanco, bueno... el perro más, y cuando le preguntan:
—¿Qué le pasa, señora?
—A mí nada, es que Cuqui se ha excitado viendo La dama y el vagabundo...
Y al ver que el interno pone cara de alucinado, le dice:
—Pues esto no es nada, ahí viene mi marido con el dóberman, que ha visto 101 dálmatas...
Y hay muchos más mitos que nunca sabremos con certeza si son verdad.
Por ejemplo: ¿será verdad que la Coca-Cola con Aspirina afloja hasta a la más apretada de las chicas? ¿Y que si reúnes un kilo de celofán del que envuelve los paquetes de tabaco, le dan una silla de ruedas a los minusválidos? ¿Y que a los Rolling Stones les cambian la sangre en Suiza cada semana? ¿Y que si pones al revés un disco de Led Zeppelin invocas al diablo? Bueno, éste es posible; también hay alguna canción de Aladino (el de la rockola, no el de Disney) que, sin necesidad de escucharla al revés, y sin ser satánica te incita al crimen (contra el “artista”) y encima te desbarata los oídos.
Y yo me pregunto: entonces, si le das una Coca-Cola con Aspirina a Karen Minda, ¿se pondrá caliente o le tendrán que cambiar la sangre en Suiza? Y si los Rolling Stones reúnen un kilo de celofán, ¿le darán una silla de ruedas a Led Zeppelin? Y sobre todo: si le ponemos unas tetas de silicona a la mujer del licenciado Cardoso no tendrá que volver a trabajar en las Zuquillo?
Hullo!!!
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