El segundo deber consistía en leer un cuento de un japonés llamado Ryunosuke Akutagawa, la historia es muy buena, había que leerla y luego crear otra declaración, el cuento lo pueden leer aquí: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/jap/akuta/bosque.htm
Ojo al dato, no aparece Goku por ningún lado.
Dicho esto, aquí está mi versión de la historia
Esa mañana algo me inquietó, no puedo explicarlo, fue como
si mi instinto me susurrase que no sería como los demás días, mi amo y mi ama
salieron muy temprano, supe que no estaba en sus planes volver pronto porque
dejaron asegurada la puerta más de lo usual, pero ya llevo muchos años
sirviendo a mi amo, incluso desde antes que la ama llegase a nuestras vidas,
así que, conocedor de cada rincón de casa, me pude escapar.
La tarde transcurría tranquila y apacible, me gusta darme
unas cuantas escapadas e ir a deambular, pero esta vez no me interesaba el
ocio, me interesaba mi amo y esa extraña sensación que empezaba a germinar en
mi pecho. No perdía de vista a mi amo, aunque conservaba la distancia para que
no me viera, no quería que tenga que retrasar su caminata por mí; Avanzaba a
paso regular con mi ama, de mantener ese paso, en algo menos de una hora nos
encontraríamos en la ruta a Yamashima, me gusta esa ruta, está llena de
personas, niños y mercaderes, es muy fácil encontrar comida ahí.
Mi ama iba molesta, como es habitual en ella, “una mujer de carácter”,
decían, pero simplemente es una persona que nunca está conforme con nada y me
trata mal cada vez que puede y que mi amo no está en casa, nunca entenderé que
le vio a ella, pero mi amo está enamorado y mi función es obedecer.
Como les dije, yo iba detrás de ellos, a paso distante para
que no me vieran, fue curioso, pero en un descuido con unos niños me encontré
con un sujeto que miraba fijamente a mis amos, llevaba un kimono viejo y una
katana bastante desgastada, seguro es uno de esos ronin que andan por ahí,
pensé, pero no le di mucha atención, era común que la imagen de mi amo llamara
la atención y mi ama también era muy bonita y muy pocas veces puede pasar
desapercibida. El ronin aceleró el paso y dio alcance a mis amos, no alcancé a
escuchar lo que decían, pero pude ver la cara de interés de mi amo, la ama se
quedó cerca del camino mientras mi amo se internó en la espesura del bosque,
dudé, me quedaba con la ama y la protegía a la distancia o me acercaba a
asegurarme que mi amo estuviera bien… me encontraba en ese momento de duda
cuando unos niños empezaron a arrojarme piedras sin motivo, traté de
comportarme amenazador, pero fue peor, al poco tiempo no sólo los niños sino
también algunos adultos me lanzaban piedras, palos y me gritaban que me
alejase, huí, no pretendía alejarme mucho, pero al poco tiempo perdí de vista a mi ama, al volver a la ruta
me parecieron escuchar unos gritos, reconocí la voz de mi ama y corrí con todas
mis fuerzas, entre los arbustos vi una figura femenina, no tardó en atravesarse
conmigo, era mi ama y corría despavorida llorando, volví a dudar, la seguía o
buscaba mi amo, esta vez decidí pronto, reemprendí
la carrera hasta llegar a un claro, mi amo estaba amarrado a un árbol y tenía
un puñal en su pecho, me miró incrédulo, pero no me pudo decir nada, el cielo
sabe lo que hubiera dado por poder decirle algo, respiraba agitado y con mis
dientes rompí la cuerda, mi amo pudo acostarse, la herida le dolía mucho, lo
sabía por sus gritos ahogados y por los gestos que hacía con cada intento de
movimiento, intenté disminuir su dolor retirando el puñal, pero la sangre le
salió a borbotones y no supe como detenerla, angustiado traté de acariciar a mi
amo, me miró y sonrió, en ese momento supe que había aliviado su sufrimiento,
puso su mano sobre mi cabeza y se durmió, ya no pude levantarlo.
Corrí lo más veloz que pude a buscar ayuda para despertar a
mi amo, pero todos pasaban de mí y no me entendían, la desesperación se apoderó
y, debo admitirlo, me comporté algo violento, me atraparon y no pude hacer más.
Al poco tiempo un detective andaba haciendo averiguaciones y preguntaba por la
plaza del pueblo, pero nadie sabía algo que ayudase y yo me sentí como el mayor
de los inútiles, el detective pasó junto a mi jaula y ladré, ladré muy fuerte
pero no obtuve nada más que una mirada de desprecio, es lógico, cómo más iban a
mirar a un perro que no pudo cuidar de su amo y que ahora quedaba en el olvido.